"Signo e imagen. Cineastas", colección fílmica de la editorial Cátedra, publica este jueves, 28 de Enero, "Jacques Tourneur", de Rubén Higueras Flores, una retrospectiva literaria, de casi 500 páginas y carácter exhaustivo, a la figura del realizador franco-estadounidense y, precisamente, a la especificidad de su escritura cinematográfica, así como a su característico lirismo formal, que radicaba, precisamente, en una depurada economía y fluidez narrativa, la preferencia por la connotación antes que por la denotación... que le ubicaban en una suerte de limbo en serie B del sistema de estudios del período del cine clásico norteamericano.
La fantástica filmografía de Tourneur, cuyas ficciones se vertebran en torno a una relativización de la verdad, se caracteriza por la densidad significante y la contrastada iluminación de cariz expresionista. En este sentido, reitera un cuestionamiento de la concepción del mundo según la cual el hombre occidental es el centro del universo, un punto de vista (re)presentado como indiscutible en otras producciones culturales y que él somete a agresiones narrativas y formales mediante la introducción en sus universos diegéticos de un peligro latente y difuso que amenaza con el desmoronamiento de toda certeza. "La mujer pantera", "Retorno al pasado", "El halcón y la flecha", "La mujer pirata"...
En la misma colección "Signo e imagen. Cineasta", Jacques Tourneur comparte protagonismo y lanzamiento con otro realizador: Jean-Pierre Melville, director francés con una obra singular de 13 largometrajes en 25 años: "Los niños terribles", "El confidente", "Hasta el último aliento", "El ejército de las sombras", "Círculo rojo"... Después de profundizar en la trayectoria de Clint Eastwood, Sergio Leone, Jess Franco o Mario Bava, Carlos Aguilar hace lo propio, a través de un ensayo de más de 230 páginas, con un cineasta misántropo y orgulloso, mitómano y obsesivo, independiente hasta la radicalidad, amante del jazz, los gatos y la noche...
En cierto modo, puede considerarse a Jean-Pierre Melville como el precursor mundial de la figura del director cinéfilo, un cineasta cuya producción fílmica supera de forma privativa la dicotomía cine de género / cine de autor y, además, firma la más pura, emblemática e influyente manifestación del cine policíaco francés. Su condición visionaria en el thriller galo, también denominado 'Polar', sirvió igualmente para la proyección internacional de ídolos cinematográficos como Jean-Paul Belmondo, Alain Delon o Lino Ventura. "Jean-Pierre Melville" funde crónica histórico-biográfica con valoración estética, contexto industrial y artístico...