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Crítica: "[REC] 4: Apocalipsis", por Jesús Caro

El cine español se apunta a la fiebre de las secuelas que, durante las dos últimas décadas, está sufriendo Hollywood, y, más en la actualidad, de una manera descontrolada. Al igual que Carlos Iglesias, Javier Fesser o Santiago Segura, el experto en cine de terror y suspense Jaume Balagueró pone punto final a su saga más exitosa con esta definitiva entrega.


El primer film era una cinta incluida dentro del 'género' de 'metraje encontrado', que apostaba por el terror y la oscuridad, fórmula que prácticamente se calcaba en su secuela con situaciones muy parecidas pero en detrimento de una historia más sólida. Paco Plaza, responsable de "[REC] 3: Genesis", se desvinculaba del tono anteriormente marcado para convertir '[REC]' en un delirio cómico-gore, no apto para todos los paladares, con una transición visual de la saga hacia algo más convencional. En este punto, retoma las riendas el realizador de "Mientras Duermes", que termina por atracar la saga en el género del suspense.

"[REC] 4: Apocalipsis" no es un film que de miedo, ni mucho menos que esté plagado, en su correcto metraje, de los sustos que el espectador ha encontrado en los otros films. Su punto más llamativo es el cambio de escenario, de un edificio completamente a oscuras a un barco situado no se sabe muy bien en qué lugar, donde la sensación de claustrofobia y opresión marca el tono de suspense ante la amenaza de lo que a los pobres protagonistas les está por llegar.

El punto más sumamente débil del largometraje es, sin lugar a dudas, el argumento. Balagueró y Manu Diez no consiguen una historia que sorprenda al espectador, factor importante para dotar de fuerza a la cinta, con giros finales imposibles que restan más que suman. El otro lastre es que algunos personajes resultan algo desdibujados y excesivamente estereotipados, como los científicos dispuestos a todo para encontrar una cura al virus.


La referencia más directa de Jaume Balagueró hacia su 'estilo' de 'metraje encontrado' son las escenas de acción, cuando los pobres tripulantes del barco son atacados por infectados, con mucho más movimiento de cámara e imprimiendo un ritmo frenético a cada secuencia. Los fanáticos del género más puro se pueden sentir algo defraudados, pero como producto de consumo sin muchas pretensiones, referencial ante otros títulos de ambientación similar y divertimento es, como poco, aceptable.