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Crítica: "Insidious 2", por Jesús Caro

El prolífico director James Wan, que hace poco más de 3 meses estrenaba su anterior trabajo "Expediente Warren" y que actualmente rueda la séptima entrega de la saga "Fast & Furious", continúa explotando sus dotes como cineasta en éste tipo de género, un género que, por otro lado, tan buenos resultados le ha proporcionado con una puesta en escena muy estilizada.


Wan convierte al lugar en el cual se desarrolla la trama en un personaje más de la misma, sumergiendo al espectador en un escenario tenso y oscuro, manteniendo un tono de suspense que prima mucho más que los supuestos sustos... Aún así, Wan abusa de su fórmula para asustar, como fantasmas que se esconden en el armario, lo cual es demasiado parecido a su anterior trabajo por la temática de la misma y, para colmo, aún está reciente en la memoria del espectador: historias de posesiones sobrenaturales y fantasmas, así como la aparición de personajes expertos en la materia...


"Insidious 2" tarda en concitar la atención del espectador, entre otros motivos porque sus primeros 20 minutos pasan lentos, no aportan gran cosa a la comprensión de la historia y lastran el resto de metraje, aunque, a partir de ese momento, se consigue imprimir una cierta intriga que va enganchando y sumergiendo en una montaña rusa de suspense, como el piano que toca solo una melodía, y muestras de ingenio para algún susto inspirado, aunque no lo haga en su mayor medida, como la aparición de un grupo de personas tapadas con una sábana que rodean al protagonista.


En definitiva, sustos predecibles, un ritmo narrativo que tarda en enganchar, alguna que otra risa involuntaria, mucho suspense e intriga y una eficiente resolución, que consigue mantener al espectador inquieto en su butaca.