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Crítica: "Objetivo: la Casa Blanca", por Pelayo López

Con la patria por bandera, curioso ver el anverso de la toma de Iwo Jima en la azotea de la residencia presidencial norteamericana, Antoine Fuqua, realizador de títulos olvidables como "Lágrimas del sol" y otros intensos y recomendables como "Día de entrenamiento" o "Los amos de Brooklyn", se da un atracón de abrecartas, lanzaderas, estrategias de guerrilla, bombarderos y otros arsenales bélicos a distancia y cuerpo a cuerpo para contarnos el 'resurgir' del 'espíritu yankee' ante un ataque terrorista hasta su propio 'Olympo', lo que viene a ser el búnker subterráneo bajo la Casa Blanca, y con la diplomacia como cortina de humo.
Si bien resulta bastante increíble el formato elegido para la toma en cuestión -por parte de un norcoreano 'a su bola' con un ritmo marcado por la cronometría suiza-, por no hablar de lo mal que quedan los diferentes séquitos del multipartito ejército norteamericano -los equipos de respuesta rápida son pulverizados como si nada-, esta fórmula resulta todo lo contrario en su recuperación 'uno a uno'. El (super)héroe en cuestión, atormentado por su pasado como miembro del servicio secreto en el que no pudo evitar la muerte de la primera dama en un accidente y de la que se siente responsable, es un agente del tesoro con más habilidades que una navaja multiusos. Precisamente él, un Gerard Butler convertido en una mezcla entre Steven Seagal y John McClane, junto a algunas de las trepidantes secuencias de acción como el vuelo del cóndor sobre Washington, nos recupera del ostracismo en nuestra butaca. Acción plena de contundencia física y humor sarcástico como quien no quiere la cosa.
Junto a Butler, un Aaron Eckhart por el que no pasan los años y parece rejuvenecer en cada película (una especie de Gary Oldman en potencia), un Morgan Freeman nuevamente metido a presidente de los Estados Unidos por motivos obvios (el vigente ha sido secuestrado en su propia casa)... y lástima la mínima presencia de la dulce y exquisita Ashley Judd. A favor: la (re)actualización de los enemigos de la patria (ni rusos, ni chinos) y, sin ser la primera vez que la Casa Blanca es conquistada, resulta la más cercana de todas. En contra: los truquitos del doble agente o de las capuchas para dar el cambiazo. Sin ser una maravilla, lo mismo al Butler ("300", "Gamer") lo fichan para la próxima de "Los mercenarios".