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"El tiempo no pasa por Casablanca", por Ignacio Sánchez Cavada

Como en todos los estudios en la época del 'studio system', el ritmo de trabajo era vertiginoso. Las casas cinematográficas eran capaces de hacer hasta 50 películas al año y, en un principio, "Casablanca" no iba a ser más que eso, una película más. Sin embargo, la Academia decidió premiarla con 3 galardones, incluyendo el de Mejor Película, y el éxito de este clásico cinematográfico ha ido creciendo a lo largo de los años. Este año conmemoramos su 70 aniversario, el aniversario de una película por la que no pasa el tiempo.
Todo comienza con una obra de teatro, "Everybody comes to Rick's", lo que en castellano sería "Todo el mundo viene al bar de Rick" (siempre dependiendo del traductor de turno). Inmediatamente la productora se interesó por la historia y puso manos a la obra a sus guionistas: los hermanos Epstein y Howard Koch. Una vez se estaba trabajando en la adaptación de la historia, debía buscarse a los protagonistas y, aunque al final fuera Humphrey Bogart quien se llevase el gato al agua, en un primer momento llegó a pensarse en George Raft para el papel, aunque la idea fue desechada poco después. El resto del reparto es conocido, Ingrid Bergman encarnaría a Ilsa Lund y Paul Henreid a Victor Laszlo, completando así el reconocido triángulo amoroso de la película. Como colofón, Claude Rains como el capitán Louis Renault, para mí casi el mejor personaje de la película (no hay que desmerecer a Rick).

Mención especial merece Hal Wallis. Fue el jefe de producción de la Warner desde 1933 hasta 1941, período en el que produjo clásicos como "Jezabel" (William Wyler), "El halcón maltés" (John Huston) o "Los violentos años 20" (Raoul Walsh). Después de 1941 se convirtió en productor independiente, para la Warner en un principio y, posteriormente, para la Paramount y la Universal. Ahora bien, el trabajo de un productor fuera de serie también consistía en ser lo más puntilloso posible con todo el equipo técnico y artístico y eso se traducía en notas como las siguientes:
Para Michael Curtiz: 'Otra vez tengo que decirte que el bar de Rick está demasiado iluminado, no me parece que tenga la atmósfera que debería tener'.

Para Arthur Edeson (director de fotografía): 'No quiero quejarme de tus esfuerzos del primer día de rodaje, pero tengo entendido que ayer tardasteis hora y media en iluminar un set en el que sólo iban a participar dos actores. Si esto es verdad, debo decir que es inaceptable'.

Para Carl Jules Weyl (director artístico): 'Sugiero que en el exterior del bar Blue Parrot haya un anillo colgando del techo en el que haya un loro de verdad'.
Éstas, entre otras más, son algunas de las sugerencias que Wallis realizaba para intentar llevar el proyecto a buen puerto, aunque curiosamente una de las observaciones más importantes no la hizo él, ni siquiera Michael Curtiz. Fue Julius Epstein, uno de los guionistas. Es en la escena del aeropuerto, la que cierra la película. En esa escena el capitán Renault encubre a Rick después de una trágica acción, ordenando que 'arresten a los sospechosos habituales'. Wallis y Curtiz vieron esta escena montada y notaron que no funcionaba, que faltaba algo, y fueron corriendo hacia los guionistas pidiéndoles ayuda. Julius Epstein les dio la solución idónea: el capitán y Rick tenían que mirarse entre ellos antes de que dijese la frase. Epstein no podía creerse que esos dos genios no hubieran dado con la solución antes que él.
Como en la mayoría de películas de la era de los estudios, nunca se esperaba a que el guión estuviera terminado, sino que se comenzaba el rodaje en cuanto se tenía más o menos la mitad de la historia, dejando poco margen de tiempo a los guionistas para terminar el libreto. Como consecuencia, Ingrid Bergman ni siquiera sabía con quién de los dos iba terminar y lo preguntaba: '¿Bogart o Henreid?'. Ellos le respondían: 'En cuanto lo sepamos serás la primera en saberlo'. Así transcurrían los días de rodaje, y quizás esa frialdad que daba el no saber el final ayudó a los personajes a dar la atmósfera correcta a la película. Como anécdota, contaba Julius Epstein que el final se les ocurrió a su hermano y a él cuando iban en coche hacia el estudio. Circulaban por Sunset Boulevard y en un semáforo se miraron entre ellos y dijeron 'Arresten a los sospechosos habituales'. Claro que, aunque la historia bien puede estar adornada, desde luego es una manera original de contarla.
La música es otro pilar fundamental de esta película. Aunque su tema principal "As time goes by" ha sonado mucho desde entonces, y es relacionado con la película, hay que decir que ya existía con anterioridad. En realidad fue compuesta por Herman Hupfeld para un musical de Broadway, "Everybody's welcome", en 1931.

Aunque no es ahora, en su 70 aniversario, cuando todas estas curiosidades han salido a la luz, sí que es tiempo para recordarlas. Es tiempo también para que coleccionistas japoneses subasten el piano original de la película por más de 1 millón de dólares. Es tiempo para ver "Casablanca" y no dejar de disfrutar. Pero lo que está claro es que, a pesar de que se empeñen en cantarnos que "El tiempo pasará", a este clásico los años nunca le harán mella.