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Crítica: "La posesión de Emma Evans", de Manuel Carballo, por Javier Collantes

Dirigida por el realizador español Manuel Carballo (“El último justo”), rodada en España pero en inglés, y producida por los responsables de “Rec”, se nos presenta nuevamente un tratado cinematográfico perteneciente al genero fantástico, un acercamiento caracterizado por una posesión diabólica, la propia naturaleza y condición humana, en un espacio temporal tan crudo como es la adolescencia: dolor y descubrimiento. De este modo, casi desde el primer instante de este relato, el desarrollo argumental implica al espectador de una manera inconsciente, como si fuese un observador escondido, un voyeur apostado en la oscuridad anónima de una sala, en una intersección radial entre el cine de terror-exorcismo.

En lo que a su plasticidad visual se refiere, deslumbran unas secuencias marcadas por unas tonalidades que recuerdan al mismísimo y repudiado Roman Polanski de “Repulsión“, salvando, lógicamente, las ligeras distancias creativas entre la dirección de ambos autores. A pesar de que las comparaciones siempre resultan odiosas, este film que nos ocupa consigue el tan difícil hoy-en-día propósito de quedar en la retina. Mérito reconocible en aspectos como el sustrato de un guión que funciona, una intensidad acuciante en sus escenas sin grandes alardes en efectos especiales... en definitiva, una constante universal del miedo, la rebeldía, el experimento a niveles del desasosiego emocional.

En otros elementos, es también destacable la presencia de sus intérpretes, desconocidos pero eficaces. Igualmente, el tempo ajustado de la narración, una fotografía tenue... dibujan una descriptiva ambiental en plena sinergia con el miedo, la incomprensión, la soledad... Un perfecto ejercicio de cine tenebroso con lecturas variadas, sombras e invocaciones, con una correcta propuesta dentro del mal que a veces acecha e intenta devorarnos.