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"Caza a la espía", de Doug Liman, por Pelayo López

Valerie Plame, directora de sección de la CIA, y su marido, exembajador y asesor político/empresarial, comenzaron una cruzada personal contra la administración Bush cuando la agencia sacó a la luz su nombre real, poniendo así en peligro su integridad y la de su familia tras publicar su esposo un artículo periodístico crítico contra las justificaciones de la invasión de Iraq. Doug Liman abandona la acción, como era el caso de Bourne, para centrarse, con el aroma nostálgico de los thrillers políticos de los ´70, en el complejo entramado de las raíces del poder.

Aún consiguiendo un producto consistente, da la sensación de que, en manos de otro realizador más familiarizado con este género, la historia daría para mucho más. También un nivel muy distinto ofrece su pareja protagonista: Naomi Watts y Sean Penn. Ella demuestra los motivos que la han encumbrado como el rostro estelar más rentable de Hollywood, él reincide en sus papeles de llorón con causa justificada. Ambos tienen la dificultad añadida de un guión en el que las relaciones personajes de la pareja son un lastre demasiado tangible. Los tópicos se llevan la palma. Sirva como ejemplo la escena en la que ella regresa a casa después de abandonarle. Hablando de escenas, destaca el asedio que sufre uno de los científicos con su coche sin encontrar una escapatoria. Metáfora de toda la tragedia personal de la protagonista.

Además del espionaje y los alcances del poder, la cinta recorre los cauces de la responsabilidad, las repercusiones de las decisiones... Una frase: “Ellos tienen el poder, nosotros la palabra”. Loable la imagen real de la víctima al final del film, por cierto demasiado lento y largo... Pese a ello, un proyecto necesario para recordar las miserias del comportamiento autoritario del poder democrático. Los críticos con el sistema reafirmarán su posicionamiento gracias a este discurso panfletario con un empaque nada de “octavillas”.