Lo siento, lo confieso, me lo he pasado muy bien. El poso del nuevo proyecto de Robert Rodríguez no será tan afilado como para dejar un cicatriz que me recuerde en el futuro su existencia, pero su visionado es desestresante merced a un montaje de esos que quitan el hipo. No soy un sádico por disfrutar viendo como la sangre salpica la pantalla y los miembros amputados sirven de balones de fútbol. Y no, tampoco soy un salido por disfrutar viendo los provocativos atuendos y las insinuantes poses de las “Machete´s girls”.
Ni una cosa ni otra, pero como epílogo veraniego “Machete” cumple y nos ofrece el último “granizado” refrescante de este estío 2010. Este divertimento del realizador tiene la personalidad del inimitable Danny Trejo: ni actúa ni ofrece la acción de otros héroes del género. Pero no importa, su diestro uso de los filos de todo tipo compensa. A su nivel, interpretativo digo, Steven Seagal como el malo de la película.
Además: Robert “espalda mojada” DeNiro y Don “eraser” Johnson en personajes “republicanos” caricaturescos, Jeff “J.R.” Fahey y Cheech “Cristo crucificado” Marin como lo mejorcito en seriedad y “corrección”, y la explosividad femenina, incluido algún que otro poco sugerente desnudo, de Michelle “She” Rodriguez, Jessica Alba y Lindsay “monja” Lohan. Violencia extrema con vísceras por todas partes -hospitales, iglesias...-, humor “chicano” -masculinidad...- y acidez corrosiva -inmigración, drogas y armas- con los típicos efectos del cine de la época: quemados, polvo... Se agradece esa textura fílmica de diseño.
Además: Robert “espalda mojada” DeNiro y Don “eraser” Johnson en personajes “republicanos” caricaturescos, Jeff “J.R.” Fahey y Cheech “Cristo crucificado” Marin como lo mejorcito en seriedad y “corrección”, y la explosividad femenina, incluido algún que otro poco sugerente desnudo, de Michelle “She” Rodriguez, Jessica Alba y Lindsay “monja” Lohan. Violencia extrema con vísceras por todas partes -hospitales, iglesias...-, humor “chicano” -masculinidad...- y acidez corrosiva -inmigración, drogas y armas- con los típicos efectos del cine de la época: quemados, polvo... Se agradece esa textura fílmica de diseño.