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Crítica: "Gru, mi villano favorito", de Chris Renaud/Pierre Coffin, por Luis Lazarich

Definitivamente, y digo bien, definitivamente, no entiendo por qué se insiste en esa retrógrada costumbre de traducir los títulos de las películas anglosajonas perdiendo así el verdadero significado de los que realmente fueron concebidos a tal efecto. Hoy hablaré de “Despicable me”, algo así como “despreciable” (nada de Gru, ni villanos...), una película de animación dirigida más a adultos que a niños, quienes en principio deberán ser el público potencialmente objetivo. El protagonista es un malvado personaje con la intención de hacer cualquier cosa para ser el peor del mundo, una carrera por hacerse con un título para el que tiene inevitablemente algún que otro rival.

Para conseguir su propósito, en medio de esa disputa, tendrá que adoptar a unas niñas que, con el paso del tiempo y con su carácter adorable, cambiarán su vida, algo “nada” previsible. La historia tarda bastante, demasiado, en arrancar, pero esta llena de situaciones que nos harán llorar de risa, sobretodo de la mano de los curiosos y alocados Minions. Lo realmente bueno de la narración es que, en ningún momento, parece pretenciosa, siempre siendo consciente de que su función principal es el humor. Lo más destacable, sin duda, es la rabia que da ver cómo no se hace cine dirigido claramente para adultos. Este film incluye, en más de una ocasión, gags que los niños no entenderán ni por asomo.

De hecho, este tipo de cine adulto, que sea accesible a todos, lo encontramos en el japonés Miyazaki o en las historias sobre Corto Maltés del italiano Hugo Pratt. Parece que nunca nos vamos a deshacer del tono condescendiente y de buen tutor que acaba impregnando esta clase de películas. Por último, destacar y recomendar la versión en 3D, la cual disfrutarás hasta en los créditos.