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Crítica: "X-Men orígenes: Lobezno", de Gavin Hood

Tras mucho tiempo sin visitar las salas de cine, al fin he vuelto a disfrutar de la experiencia del cinematógrafo con una película que, de un modo u otro, era esperada: “X-Men orígenes: Lobezno”. Partiendo del cómic y de sus anteriores versiones cinematográficas hermanas, esta precuela de la saga nos sitúa varios años antes para contarnos la conversión en un supermutante de Lobezno. Tras un prólogo interesante y por momentos innovador, Logan/Lobezno decide someterse a unas pruebas con un nuevo metal que le será introducido en su cuerpo, de modo que obtendrá esas garras especiales con las que disfruta luchando en otros títulos. Tras conocer una verdad incómoda, el recién apodado Lobezno hará todo lo posible para vengar la muerte de un ser querido.

La introducción que podemos ver nos crea ciertas expectativas que, sin embargo, con el paso del metraje se van diluyendo hasta mostrar una historia más que previsible. El guión está lleno de dichos y tópicos hasta aburrir: “cuando alguien tiene esa mirada es que busca pelea”, “no encajo en este mundo”... En ningún momento, la historia llega a sorprendernos y, por supuesto, en un guión así no podía faltar una historia de amor, metida una vez más con calzador para intentar dar sentido al guión sin conseguirlo lógicamente.

El ¿director? es Gavin Hood, un actor de telefilms que tiene en su haber la realización de otras tres películas, sin gran éxito de público ni crítica, y que se ha encontrado con esta oportunidad para darse a conocer. Sin embargo, la puesta en escena es de lo más común: los planos se repiten una y otra vez en situaciones parecidas, travellings hacia los personajes cuando entran en una escena, grúas ascendentes acompañadas de gritos de rabia… ¡el abecé de las películas de acción!. Si buscamos algo decente en todo el metraje, por mucho pesimismo que hayamos derrochado, nos podemos quedar con las secuencias de lucha. Una destacada coreografía, en algunas de ellas, sube el nivel del film pero sin llegar a despuntar.

No vamos a negar tampoco la calidad que puede tener Hugh Jackman en su interpretación. Cada vez que está presente, se podría decir que se come la escena y a los que están a su lado. No obstante, es cierto también que va siendo hora para que deje sus trabajos en grandes producciones y demuestre su calidad interpretativa con películas basadas en su fuerza narrativa. “X-Men orígenes: Lobezno” es un film de ‘palomitas, ¡eso estaba claro!, pero además es una oportunidad desaprovechada para crear un producto decente y de calidad, teniendo siempre los pies en el suelo y sin ser pretenciosos.

Por Luiz Lazarich