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Preestreno "Los cronocrímenes": según Nacho Vigalondo, ...

¡Lleno absoluto!. El Palacio de Festivales de Santander, creo, se quedo incluso pequeño para el preestreno en casa de la ópera prima de Nacho Vigalondo. La expectación despertada por "Los cronocrímenes", como pudimos comprobar anoche, no sólo ha desatado los ánimos en el extranjero y en los festivales de género por los que se ha paseado con notable éxito, sino también en su entorno más cercano. Además, la afluencia masiva de espectadores al evento ha servido para demostrar, al mismo tiempo, que en nuestra región al público le gusta el cine y pueden convivir el celuloide más artesano y tradicional de Mario Camus con los nuevos aires, modos narrativos, temas no cotidianos y personajes atípicos poco ofrecidos en conjunto por el director cabezonense. ¡Sí, que sea gratis supongo que también influye!.

La noche, intensa donde las haya, comenzó compartiendo confidencias con la madre del realizador. Curiosamente, ambos habíamos visto la película con anterioridad en una ocasión: la Semana de Terror y Cine Fantástico de San Sebastián. Los dos escenarios, el donostiarra y el santanderino -bastante distintos eso sí el uno del otro no arquitectónicamente sino por el comportamiento que se puede experimentar en su interior-, nos permitió reafirmarnos en la idea que, para saborear el debút de Nacho Vigalondo en la gran pantalla, hace falta más de un visionado. Quiere esto decir, supongo que los que tuvistéis la oportunidad de verla ayer así lo confirmaréis, que ahora, de cara al estreno comercial el próximo 27 de Junio, debe fluir ese característico boca a boca, de modo y manera que seamos capaces de convertir algo nuestro en un top 10.

La velada continúo acercándonos a Nacho para que, los amigos Pedro y Sara -¡gracias por las instantáneas!, se hiciesen unas fotos. Se sumó también al sarao, derrochando simpatía a raudales, Karra Elejalde. Sinceramente, he de reconocer una y mil veces el comportamiento cordial, con todo el mundo, y el buen rollo que transmiten, a cada momento, el director y su protagonista. En el caso de nuestro "paisano", por muchas películas que vengan en el futuro, por mucho remake o rodaje hollywoodiense que se tercie... estoy convencido de que seguirá siendo el mismo de siempre. Lo ha sido hasta ahora, y lo seguirá siendo. Y, como prueba de fuego, la presentación ante el micrófono. Aunque luego la comentaremos, capítulo aparte se merece, estuvo cargada de sensaciones a flor de piel y una emoción que, desde la lejanía de la butaca, no sabemos si produjo alguna que otra lágrima. Entre medias, como siempre, un nuevo derroche de su humor chispeante y su verborrea contagiosamente apasionada. A este despliegue se sumó Karra Elejalde. El protagonista de la película aportó su hilarante frescura, haciendo gala incluso de una frase de su personaje para soltar bastantes verdades en torno al cine en conjunto. De fraude, nada de nada. La pareja, esperemos que artística de nuevo en el futuro, demostró que la habitual presencia de los políticos para ofrecer sus impresiones no siempre es necesaria y que los protagonistas, realmente, gozan de personalidad propia e innegable atractivo para cualquiera.

La nota negativa, supongo que inevitable, fueron algunos comentarios tras la proyección. Aunque no son, siquiera, los comentarios en si, sino el comportamiento tras el que se escudan. En los típicos corrillos que se forman tras cualquier evento de esta índole, fundamentalmente para intercambiar opiniones, "gusta" ver como compañeros de algunos medios de comunicación no tienen inconveniente alguno en menospreciar el mismo trabajo que ante una cámara o un micrófono son capaces de alabar. Comparto el criterio de Luis M. Artabe, próximo protagonista de nuestra versión televisiva con su cortometraje "No, hijo", acerca de la dificultad para ningunear una película sabiendo el trabajo inmenso de tantas personas que lleva a sus espaldas. Mantener una opinión delante y detrás de los interesados puede "costar", salvo que ambos interlocutores conozcan el lugar por el que se mueven y sean capacer abiertamente de realizar comentarios constructivos.

La noche finalizó compatiendo proyectos y opiniones cinéfagas con amigos y cortometrajistas, algunos de ellos incluso metidos de lleno en faena. De todo lo acontecido en aquellas horas, me quedo, ya que él es el protagonista, con una frase de las pronunciadas por Nacho sobre el escenario durante la presentación de la película. Recordando curiosidades sobre algunos momentos vividos en el rodaje -varias veces se excusó por una fiesta de extraño recuerdo en la que los límites, más bien físicos que temporales, se sobrepasaron-, siempre tiene el realizador en la cabeza recuerdos para todo el mundo: su familia, sus amigos, sus vecinos de Cabezón de la Sal, sus vecinos de rodaje en lugares como Meruelo o Isla -volcados con el proyecto del primer instante al último y compartiendo pizzas con el equipo en frente de una de las principales localizaciones del proyecto ya desaparecida (la leyenda, tras el incidente meteorológico, crece)-... Aprovechando el argumento de la película, los viajes temporales, esta secuencia cronológica experimentada en los últimos meses es, según Nacho Vigalondo, "el albúm de cromos de mi vida".