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Crítica: "Modelo 77", por Paco España

Siempre resulta reconfortante invertir dos horas de tu vida en ver una película y que resulte rentable, como es el caso. Claro que una película que viene firmada por el directo sevillano Alberto Rodríguez, acompañado al guion como es habitual por Rafael Cobos, supone una cierta garantía de que no se va a perder el tiempo. En la visita que el actor, humorista, payaso y hombre orquesta hizo a Sotocine en 2006, ya nos comentaba que había protagonizado una película de un amigo que tenía mucho talento. La película era El factor Pilgrim, pequeña y modesta, pero que ya apuntaba que detrás había creadores con solvencia. En este título, y en el posterior El traje, el tándem lo creaban este director y Santi Amodeo (¿Quién mató a Bambi?). A partir de ese momento se incorpora Rafael Cobos, que, junto con Alberto Rodríguez, están presentes en la creación de la historia, argumento y guion de todos los títulos posteriores: 7 vírgenes, After, Grupo 7, La isla mínima, El hombre de las mil caras y Modelo 77, un ramillete de títulos interesantes y que son, en su mayoría, una crónica del pasado reciente de España, un pasado que sentó las bases de país que estamos sufriendo y disfrutando actualmente.


Modelo 77 nos sitúa en la famosa prisión barcelonesa entre los años 1976 y 1978, años convulsos en la sociedad española con la reciente muerte del dictador y un panorama social que clareaba ligera y lentamente. Esa misma situación se producía en las cárceles en las que estaban personas por delitos como ser pobres u homosexuales, que compartían espacio con los presos políticos y comunes, un verdadero microcosmos que arrastraba todos los sistemas represivos del régimen anterior. La película nos muestra los cambios sociales y solidarios que se producen en la cárcel con la aparición y desarrollo de la coordinadora de presos en lucha COPEL, una historia social y reivindicativa que gira, en una especie de 'bonus track', en el último cuarto de la película, a una historia de fugas al más puro estilo del género -podemos considerarlo como un 2x1-.


El reparto de Modelo 77 es casi exclusivamente masculino -tratando este tema no podía ser de otra manera-, encabezado por el buen trabajo de Miguel Herrán (Hasta el cielo, La casa de papel), que comparte protagonismo con Javier Gutiérrez, un actor que aburre -no hay papel que interprete que no lo borde y haga un magnífico trabajo sea cual sea el personaje que le toque-. También aparecen en papeles mas pequeños, pero igualmente destacados, los excelentes Jesús Carroza (Malnazidos), es una gozada disfrutar del trabajo de este actor en ésta y las películas que aparezca; lo mismo que ocurre con Alfonso Lara (Urtain) y Fernando Tejero (La piel en llamas) y todo el grupo de actores que muestran su competencia y buen hacer, al igual que Catalina Sopelana, la única actriz en el reparto. Modelo 77 es una película que reconforta con el panorama cinematográfico nacional, tras la sequía veraniega, y que augura títulos muy importantes para el otoño que se unirán a Alcarrás y Cinco lobitos y que ya han asomado la cabeza por el reciente Festival de San Sebastián. Esperemos que estos augurios sean tan positivos como ha resultado esta película.