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Crítica: "La ley de Teherán", por Javier Collantes

Las cinematografías de los diversos países del mundo nos ofrecen, a través de los argumentos y narrativas de sus películas, un ángulo óptimo de otras culturas, desde la iluminación en su fotografía hasta su puesta en escena, con sus derivaciones en el lenguaje fílmico universal de contar historias. Este pequeño comentario obedece a las películas de cine procedente de Irán, una clase de cine, por lo que estamos habituados a ver, más introspectivo, pausado, donde lugar y cámara apenas se 'mueven', cine contemplativo, escasos diálogos, y paisajes, todo ello en su nivel general, que también presenta, sin embargo, alguna que otra excepción.


Como claro ejemplo de ese cine distinto nos encontramos con La ley de Teherán, un film iraní con reminiscencias del cine francés, 'noir', cierto cine policíaco norteamericano, pero sin olvidar las tonalidades del cine social de origen. La película es un portentoso relato de thriller, rodado a un nivel de alta intensidad, una película electrizante, majestuosa, cuyo ritmo narrativo apenas decae en sus 134 minutos de metraje. Su argumento se desarrolla en la capital y se construye en torno a la pena por posesión de drogas, ya sean pocos gramos o kilos, delito castigado con pena de muerte. En estas condiciones, los narcotraficantes deciden operar a lo grande y el negocio del crack ha aumentado considerablemente. Un narcotraficante buscado a lo largo de los años, un policía que le busca y una serie de circunstancias, triángulo cuyo resultado final resulta arrollador, sorprendente.


Con una presentación del sistema judicial iraní, su exquisita profundidad sorprende y deja casi sin aliento en cada secuencia, especialmente tanto en el arranque del film como en su estremecedor final. De crudeza impresionante y líneas de guion realmente extraordinarias, desde un aspecto de dirección casi documentalista y con importantes interpretaciones, La ley de Teherán es un film sobresaliente y, sin cargar falsos desfiles de personajes, revela también situaciones propias de algunas esferas, entre persecuciones y redadas pasando por la cárcel, una película magnífica con un pulso que nunca se pierde en cada tramo de una vía llamada cine.