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Crítica: "Lazos", por Javier Collantes

Como una nueva visión en las vicisitudes de la vida, el cine... en concreto la cinematografía italiana no olvida un orden estructural con razonamientos de las llamadas 'cosas de la vida'. La familia como estamento sagrado en la sociedad italiana fue y es objeto de las líneas narrativas en argumentaciones e historias que trasmiten momentos cercanos a la realidad, cine con pasión latina. Lazos pertenece al ejemplo que mencionamos, cine de 'carne y hueso', salido de las entrañas, hasta llegar a conclusiones fílmicas y humanistas, en un cuadro intenso a través de su narración, un film italiano que, basado en la novela de su autor Domenico Starnone y dirigido en su espacio visual por Daniele Luchetti, nos muestra, en tono teatral, una historia de amor y separación, con sus saltos temporales, mostrando dolor, sentimientos, con el paso del tiempo un inicio, un final.


La historia de Lazos se localiza en Nápoles, a principios de los años ochenta. Una pareja está a punto de separarse después de que él confiese a su mujer una infidelidad. Sus dos hijos se debaten entre el resentimiento, la tristeza, en unos lazos que unen a la familia. Con dicho argumento, el relato contiene un principio impactante, sus puntos de vista, el paso del tiempo, de una persona de radio famosa, su mujer, sus hijos, entre Nápoles, Roma, encuentros, separación, dudas, a lo largo de casi tres décadas pasando entre diálogos, enfados, dudas, cuyas secuencias son puro cine de emociones variadas.


Secretos, puntos de vista, con textura fotográfica acorde con su tiempo, iluminación de cine, en un itinerario de cambios entre todos sus personajes. Es aquí donde radica la importancia de sus valores narrativos. Bien equilibrado en su tempo, el film se apoya en unas magníficas interpretaciones, de Alba Rohrwacher, en un papel extraordinario; Luigi Lo Cascio, Laura Morante, impecable en su registro interpretativo; y Silvio Orlando, de escuela interpretativa de muy alto nivel. Así, con la calma del tiempo, Lazos se convierte, como sus protagonistas y la caja que aparece en la historia como testigo del devenir de errores, cambios, cierta época, en el paradigma de un resultado sorpresa en la dureza de sus errores, una película que se deja ver y sentir, y recuerda al cine de los 70, la consonancia en la felicidad, las lágrimas, un final liberador, extraordinario.