En el cine, como en la vida, estamos rodeados, en muchos sentidos, de las franquicias, en este caso continuaciones, nuevas perspectivas o no de un film, otra manera de explotar o simplemente 'dar' más vida a una idea, recurrente y a veces sorprendente, el sentido de plasmar una realidad con sus variaciones. La purga infinita es la quinta película de una serie de relatos estrenados en salas de cine, junto a una serie de tv, desde aquel inicio que fue La purga. La noche de las bestias, un thriller de terror que, ocho años después, ha traído películas de fuerte calado en cuanto a argumentos sorprendentes.
En esta ocasión nos llega una nueva revisión de la denominada 'Purga', 12 horas de aniquilación y asesinatos con el permiso del gobierno. Sin embargo, un grupo clandestino no considera suficiente una noche de asesinatos y deciden devolver a Estados Unidos al caos y las masacres sin fin. En medio de este polvorín, un matrimonio de México trabaja y vive en un rancho de una familia texana. Para combatir esta 'purga', unos y otros están obligados a unirse. Dirigida de forma casi televisiva, esta entrega, sin ser una gran película, conserva los valores de una clase B en tono de thriller fronterizo y trepidante. La purga infinita mantiene el ritmo y los diálogos contundentes refuerzan su mensaje político en torno a la migración.
Incluso con irregularidades y sin llegar al impacto de las primeras 'purgas', esta nueva entrega, un relato de reivindicación y golpe a las políticas del expresidente norteamericano Donald Trump con instantes interesantes, se deja ver. Filmada con colores de los terrenos colindantes y la cámara precipitada en sus planos, este cine de presunta evasión se sostiene en el 'gesto' de Ana de la Reguera. La purga infinita es un retazo con espacios de dolor y huida hacía una vida mejor que se ve con las miradas del espíritu del otro lado de la frontera. México y las murallas, el sueño de llegar a un lugar... una tierra prometida.