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Crítica: "Marcelino, el mejor payaso del mundo", por Paco España

Hay personas que tienen una importante relevancia social en el tiempo que les toca vivir, pero, una vez que han desaparecido, su historia se diluye hasta que son olvidados por completo. Este es el caso de Marcelino Orbés, acróbata, payaso y mimo, originario de la villa oscense de Jaca, que triunfó en Europa y Estados Unidos, que trabajó con Charles Chaplin y del que Buster Keaton dijo que era 'el mejor payaso que había visto nunca sobre un escenario'. Actuó para reyes, españoles y británicos, y para las personas con más poder a uno y otro lado del Atlántico, llegando a actuar para una audiencia de 5.000 espectadores en el espectacular teatro Hippodrome de Broadway.


El prolífico documentalista Germán Roda ha creado un magnífico documento que tiene por objeto sacar del ostracismo a este importante personaje que tuvo tanto éxito sobre los escenarios, como tortuosa fue su vida y sus relaciones personales. Como viene siendo habitual en los últimos tiempos, la frontera entre el documental y la ficción se diluye hasta hacerla prácticamente invisible. En esta película, es evidente que se trata de un personaje histórico real y contiene en ella testimonios, entrevistas y relatos que atestiguan tanto su existencia como sus andanzas, pero son muy pocas las imágenes que se tiene del personaje, ya que su excelente contrato le impida trabajar en un medio que comenzaba en aquella época y que se llamaba cinematógrafo.


Por ese motivo, las imágenes inexistentes de su trayectoria vital son recreadas por actores y actrices, como es el caso del gran clown Pepe Viyuela en el papel de Marcelino y del prestigioso mimo cántabro José Piris como Slivers, su antagonista y finalmente amigo payaso norteamericano, o de la actriz Cristina Gallego, habitual colaboradora del programa El Intermedio, como su amante. Todas estas recreaciones están filmadas en blanco y negro y con rótulos al mas puro estilo del cine mudo, lo que le permite que estas ficciones se integren perfectamente en la unidad narrativa del documental.


Parece evidente la implicación personal que ha puesto en este proyecto Pepe Viyuela, payaso que bebe de las fuentes gestuales y de acción del propio Marcelino, como tantos otros comenzando por Charlot, del que, hasta su indumentaria recuerda a la habitual del payaso aragonés. Marcelino, el mejor payaso del mundo es muy interesante por su gran capacidad didáctica reflejando la existencia de una persona relevante de su tiempo y también la convulsa época que le toco vivir, a principios de siglo XX, época a la que no pudo adaptarse.