Una vez más, Daniel Calparsoro, director nacido en Barcelona y criado en San Sebastián, pone de manifiesto su buen pulso con la cámara y su universo visual ciertamente elegante y personal, incluso con esta película en la que se nos muestra un grupo de delincuentes ejecutando cutres robos, en un ambiente lumpen, pero con la aspiración de llegar a elevadas cotas sociales del negocio en el que se mueven.
Hasta el cielo sigue sin superar, a mi modo de ver, el que representa lo más interesante de su carrera, su primer trabajo, Salto al vacío, título del que mantengo recuerdos vivos del momento en que asistí a su streno, cosa que no me ocurre con gran parte de sus películas posteriores, que se olvidan a los pocos días sin dejarme ningún tipo de huella como es el caso de Ausentes, Combustión, Invasor, El aviso o El silencio de la ciudad blanca, títulos éstos bastante poco afortunados y de los que podríamos apartar Cien años de perdón, con una calidad superior a los anteriores y donde se podría encuadrar esta película ya que tiene la buena realización habitual de su director, que, unido a la intervención de alguno de sus protagonistas, la dotan de un interés que, sin ser extraordinario, hace que sea una película entretenida.
Cuenta en su reparto con Carolina Yuste, actriz que entró por la puerta grande del cine cuando ganó el Goya a la Mejor Actriz de Reparto por Carmen y Lola, la estupenda película de Arantxa Echevarría, y a la que veremos en la próxima película de esta directora, la comedia La familia perfecta. Junto a Carolina Yuste, el protagonismo recae en Miguel Herrán, que se dio a conocer en la película A cambio de nada, dirigida por Daniel Guzmán, también ganador, por este título, del Goya a Mejor Actor Revelación. El contrapunto al poder femenino de la película lo pone con acierto Asia Ortega (Tu hijo), de hecho una de las secuencias más interesantes de la película es la compartida por las actrices principales. Además, la película cuenta con actores del calibre de Luis Tosar y Fernando Cayo en papeles más cortos en duración pero no en importancia, lo que es un seguro de calidad.
Hasta el cielo, aunque trata de un grupo de delincuentes, no se puede encuadrar en el denominado cine quinqui, tan de moda por los años 80, por la elegancia y sofisticación de sus imágenes, muy opuestas a las de aquellas. Aunque trata el tema de la delincuencia y las bandas, también toca otros como la familia, la lealtad, la amistad y la venganza. Construir una historia brillante en estos temas, conociendo minimamente las obras de cineastas como Coppola o Scorsese, puede ser hasta pretencioso.