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Crítica: "María, Reina de Escocia", por Javier Collantes

Bajo las directrices del biopic histórico, el séptimo arte, como concepto en este apartado, reconstruye visiones de personajes que supusieron, para una determinada época y/o país en el mundo y con el paso del tiempo, decisiones y resultados para una sociedad y ofrece una perspectiva cercana a aquella realidad, siempre desde un punto de vista cinematográfico como en el film que nos ocupa.


María, Reina de Escocia resulta un ejercicio cuya caligrafía muestra las bases de una clase academicista y los cánones elementales del cine filmado para mostrar otros ángulos en la mirada histórica. Con el debut de la directora teatral Josie Rourke en un lenguaje escénico y artístico diferente, su primera película imprime otros valores a la adaptación de la novela de John Guy.


Su apartado teatral y, por supuesto, su nueva inclinación hacía el cine ajustado al texto son sus marcas en cada imagen de María, Reina de Escocia, un biopic dramatizado que conserva la dosis real de sus personajes, junto a las libres licencias narrativas y una perspectiva feminista con razones completamente justificadas.


Este relato nos lleva a una reflexión sobre la vida de María Estuardo, legítima heredera del trono inglés, marcado y fustigado por las intrigas, traiciones, especulaciones, engaños palaciegos, motivos políticos, tragedias, matrimonios concertados, enfrentamientos... bajo instancias masculinas en un periodo de tiempo, pasando de cuatro décadas, caracterizado por el reinado de Isabel I.


Con una estructura circular, una puesta en escena sobresaliente, una magnífica y encuadrada fotografía, y una banda sonora majestuosa, María, Reina de Escocia nos conduce a María Estuardo, reina consorte de Francia a los 16 años, enviudada a los 18 y convencida en su negación a contraer un nuevo matrimonio, por lo que deberá abdicar, regresando a Escocia para reclamar el trono dominado por Isabel I.


El enfrentamiento y la admiración de María Estuardo e Isabel I, y sus conspiraciones para mantener, conseguir y tener el poder, pondrán en tesitura las ideas de ambas en todos sus ámbitos. Nominada a los Oscar en el apartado de vestuario y maquillaje, María, Reina de Escocia es un sencillo y, a su vez, portentoso, magnifico y elegante relato con un estilo visual impecable.


María, Reina de Escocia resulta ser una película notable gracias a una equilibrada dirección y, por supuesto, las elocuentes miradas y sacrificadas réplicas de sus dos intérpretes protagonistas: la sublime Saoirse Roman, simplemente genial; y el gran trabajo, más oscuro pero igualmente relevante, de Margot Robbie. Una lección sobria de ajustado rigor introspectivo de dos mujeres en lucha.