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Crítica: "Petra", por Paco España

No se le puede negar a Jaime Rosales su voluntad para transgredir los estándares del lenguaje cinematográfico en busca de una nueva narrativa audiovisual. Se dio a conocer en el largometraje con Las horas del día, donde un extraordinario Àlex Brendemühl, con el que repite en Petra, da vida a un hombre anodino y normal que realmente es un violento asesino en serie. Es difícil olvidar la secuencia del torpe y brutal asesinato de la taxista, que recuerda a la factura del director austriaco Michael Haneke.


A esta le siguió La soledad, con una realización muy particular, mostrando las secuencias con la pantalla fragmentada y cada parte con una orientación diferente, aún con todo, se hizo acreedora a los tres Goyas a los que estaba nominada, entre ellos a la Mejor Película en 2008. La siguiente, una historia del terrorismo etarra en sus últimos estertores, Tiro en la cabeza, resultó claramente fallida porque estaba planificada en planos muy alejados de los personajes y los diálogos se escuchaban en su distancia natural, es decir, apenas se escuchaban. En 2014 sorprendió con una historia de amor y vacío existencial que dio a conocer a Ingrid García-Jonsson, Hermosa juventud.


Hasta que llegamos a Petra, una verdadera historia trágica clásica, estructurada en siete capítulos, pero que no se ven en orden cronológico, sino que el orden es 2, 3, 1, 4, 6, 5 y 7. La planificación es realista, cercana al documental, y los diálogos parecen improvisados, pisándose en algunos casos, aunque no lo sean en absoluto. Petra es una atractiva mujer, Bárbara Lennie -actriz que se muestra claramente y desde que transita los caminos de la divinidad, sus personajes parecen más difusos-, que busca sus orígenes paternos, algo que su madre nunca quiso revelar.


En su búsqueda encuentra a Jaume Navarro, un artista maduro, despótico, cruel y sádico respecto a los sentimientos de los que le rodean, magnífico trabajo del artista y dueño de la casa donde se rueda la película, Juan Botey. Su personaje representa la maldad de la manipulación, que puede encontrarse en las personas más cercanas (el padre en este caso) y que dan más miedo que un ejército de orcos, zombis y hooligans británicos, personas estas de las que conviene alejarse de la manera más rápida y drástica posible.


El reparto lo completa el mencionado Àlex Brendemühl, muy bien en su baqueteado personaje; Marisa Paredes, excelente en su papel de aprendiz en la manipulación; y el actor Oriol Pla, salido de la gran escuela de interpretación joven que ha supuesto la excelente serie Merlí y que ya pudo demostrar su buen trabajo en otra gran serie, El día de mañana, dirigida por Mariano Barroso. Petra es una propuesta interesante, probablemente la mejor de su director hasta el momento, que hará los placeres del espectador que tenga un paladar exigente y un bagaje cinematográfico importante en su mochila.