script

Crítica: "Carol", por Javier Collantes

Basada en una novela de Patricia Highsmith y dirigida por Todd Haynes, ambos lenguajes conjugados nos entregan una excelente película, grandes momentos para una historia de amor circular en los años cincuenta y con un frío invernal y la feliz Navidad como curiosos escenarios de semejante acontecimiento: una mujer que trabaja en una tienda de juguetes de Manhattan, con un novio al que no quiere y su sueño de ser fotógrafa; una distinguida mujer, de clase alta y con un matrimonio de ficción y sin amor.


El encuentro entre ambas y su imparable atracción, tímidamente manifiesta en su primera expresión a través de esquivas miradas, será, para la primera, el punto culminante del conocimiento de sí misma y, para la segunda, la re-afirmación de una condición elegida y dichosa. Sobre este argumento, tratado perfectamente en clave de drama romántico, se encadenan secuencias con estilo y se construye una bisectriz narrativa: una primera parte expositiva de ritmo pausado y una segunda mucho más pasional en todos sus niveles.


Cine de categoría con una excelente dirección y un filtro fotográfico propio de una mirada al acecho de a lo que, además, se suman dos interpretaciones excelsas: la siempre exquisita Cate Blanchett y, sobre manera, una inocente Rooney Mara desprovista de la complejidad aparatosa de Lisbeth Salander. Miradas y sentimientos, feliz despertar y dolor coyuntural... elementos de rigor para una historia precursora y carnal tan valiente como liberadora para los tiempos que corren. Dos palabras, una declaración, definición de elipsis temporal para rematar en un sencillo final apoteósico.


Los atisbos libertarios que esbozan una huidiza road movie y los violentos conatos y encontronazos que sobrevuelan una esclavista vista judicial, acompañados ambos por el omnipresente y cinematográfico consumo de cigarrillos, se configuran, en torno a las bocanadas del humo del maestro Douglas Sirk, como lindes de celuloide con el suspense propio de la autora original para entregar una película abierta y sin fisuras de autenticidad emocional y artística.