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"Adiós, tío Jess", por Paco Ibáñez

La última vez que estuve con mi tío Jess Franco fue con motivo de la entrega del Goya de Honor que la Academia de Cine le concedió. Ahora, recién fallecido, me vienen a la cabeza muchos recuerdos, muchas tardes de festivales... y todos ellos son agradables. Puedo deciros que era un pícaro, pero muy legal. Jess Franco tenía muchos rodajes a sus cansadas espaldas. ¡Ni él mismo sabía cuantas películas había dirigido!. No en vano, mucha de su trayectoria coincidió con los años de los films de doble versión (para España recatadas y para el mercado internacional mucho más subidas de tono). Aunque sufrió mucho la censura de la época, sabía esquivarla (entre otros motivos, porque los censores de turno creían que sus películas no iban destinadas a públicos mayoritarios). A sus órdenes, much@s actores y actrices en decadencia, pero a quienes les quedaba algo de brillo. Pero vamos a los recuerdos...
En su día, en el Festival de Cine de Gijón presentaba una película... y allí estaba yo con mi cámara de video. Nos concedió una entrevista, junto a su musa Lina Romay. ¡Lo que nos pudimos reír!. El productor de aquel film, de serie Z, nos decía que Franco era muy rápido trabajando, y nos contó que había una escena en un parque de atracciones y le decía: '¿Hacemos otra toma?'. Y Jess decía: 'No, no. Esta vale'. La secuencia había quedado fatal, pero a él le daba igual. Por eso ha estado trabajando hasta hace poco, porque sus películas no eran costosas y, además, los alemanes las vendían muy bien para el mercado doméstico (tenía una legión de fans). Otra noche había un concierto de rock... y él tenía invitaciones. Le llamo a su habitación del hotel y le digo que soy el de Santander... y a los dos minutos me las bajó. El concierto fue horrible, pero el tío Jess se portó estupendamente.

En los Premios Goya le dije que le pasaba para ir en silla de ruedas... y me dijo: 'Es para ver si les doy lástima y me producen una película, y porque así tengo preferencia en muchos sitios'. Como había dirigido a muchos actores, entre ellos a Eddie Constantine -que era mi ídolo de juventud-, pues gracias al tío Jess descubrí que no era para tanto. Si bien Godard le contrató para su película "Aphaville", me contó que terminó sus días arruinado porque su esposa se fue con el abogado que les gestionaba su patrimonio y me dijo que era un poco lerdo.

En fin, se nos ha ido. Primero fue su musa, Lina Romay (por cierto, en el último Festival de Sitges disfruté mucho de cinco de sus películas en copias restauradas), y ahora nos ha dejado él. Nos ha dejado un poco huérfanos, porque el tío Jess creó escuela. Tus incondicionales seguidores seguiremos disfrutando de tus casposos films en Youtube.