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"Golpe de efecto", por Jesús Saiz

Estáis acostumbrados, aunque en este caso no sea el director las pautas son similares, al cine de Clint. Además, en este film, a mi manera de ver el cine, el reparto es idóneo. Una película en la que el 'yo' se hace clamor: un padre (el propio Eastwood) con problema de ceguera y la negativa a 'sacar' algo que le carcome por dentro. La hija (estupenda como siempre Amy Adams), también con su pesado pasado... y una vida sin vivir, sin camino ni claridad. En este entramado, un personaje comodín, un caza-talentos novel (Justin Timberlake no es tan mal actor como algunos insinuan) labrándose su futuro como locutor deportivo, sirve de nexo de unión, con chascarrillos chistosos y en tono '¡cómo no!' enamoradizo, entre padre e hija.
Si hace no mucho "Moneyball" nos hizo ver las herramientas con las que la tecnología se ha adentrado con fuerza en uno de los deportes norteamericanos por excelencia, el béisbol, en este nueva película ambientada en este 'juego' se nos muestra el saber por experiencia, la intuición emocional, frente a cualquier ordenador, la frialdad estadística.
Comprobado es que queremos cine con sentimientos. Una historia manida, similar a otra ingente cantidad de celuloide... en definitiva, y reiteramos sin ser una película con su autoría como realizador, una película Eastwood para ver en el cine, gastarse los pocos euros que quizás quedan escondidos en el bolsillo de un pantalón y salir del cine pensando lo malo que es vivir sin ser quien de verdad queremos ser. "Golpe de efecto", en efecto da un golpe.