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¿Es caro ir al cine?, por Marta Ingelmo

Desde el pasado mes de Septiembre, los que acudimos con frecuencia a las salas de cine podemos estar orgullosos de nuestra contribución con el estado español en pro de la salida de la crisis. O eso prefiero pensar. Al aumentar el IVA que se aplica al precio de las entradas del 8 al 21 por ciento, ver una película en España cuesta casi un euro más que en el ya pasado verano. Limitándonos a Cantabria, las dos opciones más frecuentes entre los espectadores son Cinesa y Peñacastillo. Si sacamos nuestra entrada por internet desde sus páginas web, el precio general es de 7.40 y 6.90 euros respectivamente, frente a los más de 10 de Madrid. Con los datos sobre la mesa podemos decir que sí. Ir al cine es caro. Y es mejor no pensar en pesetas. Cuando hace diez años empecé a interesarme por la magia de las proyecciones, mis amigos y yo dejábamos 400 en la taquilla. 
Aun así, el cine no es más caro que el resto de las opciones de ocio de hoy en día. Con esto no estoy justificando el incremento como hizo el presidente los productores audiovisuales de España (FAPAE), Pedro Pérez, comparando el precio de la entrada de cine con la del teatro, los toros o el fútbol. Ni siquiera lo compararé con los precios del resto de países europeos, en los que en función del salario medio nuestros precios están entre los más bajos. Compararé los 7 euros y pico de la entrada con los 6, 7, 8 o 9 que nos cuesta por ejemplo una copa en un pub de moda. Analizándolo bien, los 7 euros de la entrada, palomitas aparte, dan mucho más de sí que los de la copa. Lo primero porque una película dura más. "El señor de los anillos" no lo acabas ni con cuatro ron colas. Lo segundo porque nos aporta algo. Una película nos hace reír, llorar, emocionarnos y, según cuales, nos hace crecer. Y tercero, y con esto descarto la piratería, con el dinero que dejamos en la taquilla estamos apostando por la supervivencia del cine. Igual que cuando compramos el disco de nuestro grupo favorito estamos apoyando que sigan haciendo buena música, tenemos que apostar por el buen cine. El presidente de vuestra marca de ron, vodka y no decir del de Coca-Cola, podrá sobrevivir sin vuestra aportación, pero no podría decir lo mismo del director novel que estrena con ilusión su película en las salas y que se las verá crudas para sacar un segundo proyecto adelante. E igual que la copa no nos sabe igual en casa que en el pub, la experiencia de la pantalla grande no es la misma que la ver una peli en el portátil. 
Por lo tanto, si las opciones del fin de semana son salir de fiesta o ir al cine, con la segunda casi estamos ahorrando dinero. Con la cantidad que nos dejamos en copas, entradas a las discotecas y taxis, hasta el combo gigante de palomitas, bebida y nachos resulta barato. Y si realmente os sigue resultando caro, existen opciones para pagar mucho menos por ver una película. Con el carnet joven o de estudiante podemos ahorrar cerca de un euro. Si sacamos la entrada por internet sale 50 céntimos más barata que en taquilla. El día del espectador se pueden ver películas en Cinesa por 5,20. En algunos cines la primera sesión es más barata. Y no nos olvidemos de las filmotecas, que merecerían otro artículo. No les demos el gusto de robarnos nuestra cultura. Apostar por el cine, invertir en él y seguir disfrutando de sus historias.