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Crítica: "Intocable", por Pelayo López

Dejando de lado, en la medida de lo posible, una de nuestras convicciones cinematográficas más firme, la categoría del cine francés independientemente del género, la relación vinculante entre un tetrapléjico rico y un inmigrante negro de los suburbios parisinos, que entra a trabajar a su servicio, rezuma sinceridad y elegancia en todos y cada uno de sus fotogramas, no en vano, tal y como queda reflejado al final del metraje, la historia está basada en hechos reales que, nos queda la duda, no sabemos si serían tan ideales, con el 'feeling' y humor abierto/explícito, como los recreados ahora en la gran pantalla.

Si bien la pareja protagonista sostiene, sin duda, el desarrollo narrativo de la historia -de lo entretenida que resulta podría durar una hora más y apenas nos daríamos cuenta-, lo cierto es que las derivaciones paralelas hacia las relaciones familiares de cada uno de ellos abre nuevos frentes de información que, lejos de entorpecer la fluidez inconsciente del espectador, aportan datos no sólo sobre ellos en cuestión sino sobre otras cuestiones interesantes de cierto calado. Por un lado, el hermano sobreprotector y receloso de la condición del nuevo cuidador, la hija adoptada y rebelde/consentida con novio calzonazos y fumado... y la ilusión esperanzadora de un amor por correspondencia más allá de los límites del físico. Por otro, la segunda madre sacrificada por sacar adelante una familia numerosa, el hermano 'delincuente' como miembro de la banda del barrio... y un pasado oscuro del que se pretende huir definitivamente, quizás a través del 'arte' (¡cuán especulativo resulta lo que se llama arte!). Así pues, los prejuicios sobre las relaciones entre clases sociales diferentes, el acomodamiento burgués de la juventud 'ni-ni', el día a día de los inmigrantes 'legales' que, a base de esfuerzo y trabajo, sacan adelante familias propias y ajenas en un entorno hostil con un afán integrador... son temas presentes que, con un simple esbozo, no son meros secundarios.

Pese a todo, la pregunta es inevitable, incluso los diálogos de la película lo respiran en alguna secuencia: ¿qué pasaría si el tetrapléjico fuese el inmigrante negro?. Su personaje mismo lo reconoce: 'me pegaría un tiro'. La respuesta de su jefe rico: 'no es tan fácil'. Puestos a pensar, lo cierto es que así es. En esta línea, de 'humor gris', sensato y políticamente (in)correcto, se mueven sus parámetros de sinceridad apabullante, y es que, más por parte del emisor que del receptor, no siempre resulta tan fácil hablar abiertamente sobre la discapacidad... sinceridad que, en algunos momentos, viene de la mano de algunos porritos: trucajes de sillas de ruedas, masajes eróticos en las orejas... El único ardor de estómago podría llegar, siendo conscientes de las tendencias afines al 'remake' de los norteamericanos, con la versión 'made in USA' para la que, además, dado el parecido físico y su carácter estelar, podríamos encontrarnos interpretando la versión 'yanqui' a Dustin Hoffman, Will Smith y Julia Roberts... ¡Por cierto, ojo con la pelirroja!.