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Crítica: "Extraterrestre", de Nacho Vigalondo, por Pelayo López

¿Despertarse resacoso al lado de una chica, en su casa, después de un día de fiesta?. Una situación tan reconocible para much@s supone el punto de partida para la segunda película de Nacho Vigalondo, una historia que transita, fundamentalmente, por la comedia 'muchachada' romántica -la chica tiene novio pero las dudas sentimentales no dejarán de salir a su balcón emocional-, y deriva, en ciertos trayectos secundarios y excusables, por la ciencia-ficción de bajo presupuesto, hasta el punto de que una invasión alienígena, de la que la información carece de importancia argumental, llama a su ventana con pelotas de tenis y ocupa su salón con la última tecnología audiovisual 'super8'. No obstante, la escasez de medios resulta contrastada por el talento y la originalidad del realizador cántabro, un juego de magia en la que 'Mcguffin' se escribe con mayúscula.

A todo esto, en plena invasión 'marciana' -sobre su azotea, en su 'distrito 9'-, se une la complicación añadida de un vecino 'metiche', Carlos Areces, y un novio 'alucinado' y superado por las circunstancias -dentro y fuera de estas cuatro paredes-, Raúl Cimas. El chico es Julián Villagrán, quien intenta que la noche de la que no se acuerda dure todo lo posible, y la chica es Michelle Jenner, que por un lado intenta que nadie se de cuenta de lo sucedido y por otro no deja de avivar la llama del chico. Si decimos que están respectivamente, tocapelotas, despistado, vitaminado y seductora, son adjetivos que describen con justicia a sus personajes y, por tanto, el grado de simbiosis alcanzada por tod@s ell@s con l@s mism@s, coyuntura predispuesta por una dirección de actores con galones.

Sin mutaciones presentes, el pasado cortometrajista del director aflora subliminalmente en primer plano: del interiorismo 'diáfano' de "7.35 de la mañana" a la ciencia-ficción doméstica de "Código 7", pasando por las reacciones de pareja ante situaciones más o menos (a)típicas como en "Domingo" o incluso "Choque".

Precisamente, las salidas exteriores, respiraderos comprensibles, juegan en detrimento de una implicación total que podría haber alcanzado una notoriedad de excelencia como "Un dios salvaje". En lo que a los efectos especiales de buhardilla se refiere, lo cierto es que, en su milimetrada presencia en fotogramas, dan muestras certeras de que lo 'indie' supera a los estudios.

Finalmente, y ante una ausencia cuestionable de algún tema musical encajable en el metraje, la enrevesada historia, que podría resumirse vía altavoz como 'Julia se folla a Julio', permite 'carambolear', cual 'cacahuetes televisivos' que despiertan sentimientos diametralmente opuestos en función del espectador, chascarrillos divertidos uno tras otro, generando una eficaz sinergia de marcado entretenimiento.

¿Los medios de comunicación?. ¿La opinión pública?. 'Amparanoias colectivas'. 'Señales', 'malacatones' y quebrantos.

A todo esto, ¿quién conoce a quién?. Rematando como 'Los lunes al sol': ¿los extraterrestres están ahí fuera o en la puerta de al lado?.