Scorsese, en esta entrega, lo borda: una película para la familia, para pasar un buen momento de ensueño. Hugo, un niño que muy bien podría haber salido de la invención de Dikens, nos muestra su vida entre engranajes de reloj, pasillos humeantes... las zonas que nadie conoce de una terminal de trenes. Su vida transcurre sobre la idea de que el muñeco que su padre le dejó y lo que de éste quiere conocer.
Sin embargo, en la estación se encuentra con un viejo huraño, de pasado desconocido, de quien, con brillante forma artística en su narrativa, Scorsese nos desvela. Fantástica la historia de la terminal, no sólo el chico, Hugo, si no la vida dentro: el agente de policía enamorado de la florista con miedo al rechazo, la pareja de ancianos que no encuentran el momento de seguir adelante... Una película fascinante en estética, de gusto espléndido, que no deja a nadie indiferente y que no deja de lado el cine.