script

Crítica: "Los descendientes", de Alexander Payne, por Lara Pastor

Lo bueno, si breve, dos veces bueno. Lo mismo pasa con lo malo: si breve... eso que te ahorras. Puedo usar seis palabras para definir la película: 'mierda pinchada en un palo hawaiano'. La gente que vive en Hawai también sufre, llora... Todo ello con sus típicas chanclas y camisas de flores. Se sufre, sí, pero con un paisaje bonito y mejor clima. Las islas deben estar a 3.000 kilómetros unas de otras, porque despegan de día y llegan de noche. ¡No me lo explico!. George Clooney corre que flipas con chanclas. Una secuencia que da lugar a un nuevo deporte: el chancling. Si para practicarlo usas la camisa de flores, es que vas pillando el tema.

Por cierto que, de Clooney, dicen que es la mejor actuación de su carrera. A mi me pinchas y no sangro. No lo veo así para nada, y además se pone mal 'el tema' en los pantalones y va dando el espectáculo. Mamá era una puta. La odiamos, la decimos de todo, pero al final hay que echar la lagrimita y reconciliarnos como buena familia feliz que somos ahora. Por cierto, ¡para convertirse en familia feliz sólo ha hecho falta que se muera la madre!. Es genial el paso de familia totalmente desestructurada que, con un miembro en coma a un paso del pijama de madera, soluciona todos sus conflictos. ¡Y cómo no!. Finalmente, se comparte sofá y helado. Vomito.

El novio/no novio de la hija mayor es para matarlo directamente. Y luego claro, con sus propias heridas y blo blo blo. También habla de la vida, que es igual para ricos y pobres. Un día, uno cualquiera, te das cuenta de que tu vida lleva mucho tiempo sin pertenecerte y que, por inercia, ha continuado el camino que le marcaste, casi siempre uno que no querías, pero ni te lo has planteado hasta que la realidad te da de morros con lo que hay. Se salva el argumento, pero para mi es muy malo el tratamiento que se hace. Con la base podría haberse hecho algo mejor.