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+ homicidios en Cantabria

Si hace unos días os comentábamos que la participación cántabra en la serie de Telecinco "Homicidios", en lo que a su apartado protagónico se refiere, no se limita a la presencia de Eduardo Noriega, sino que también tenemos que sumar otro actor cántabro como Carlos García, el segundo capítulo de la ficción de la 'cadena amiga', que se emite este martes 27 de Septiembre a las 22.30 h., encierra otro enigma cántabro.

Santander y Piélagos son los escenarios de varias secuencias de esta nueva entrega de la serie, que, en su primer episodio, conseguía el mayor 'share' de audiencia en 'prime time'. Un hotel situado junto a la playa del Sardinero, el Cementerio de Ciriego y un inmueble del complejo de los 'Chalets de la Tierruca' son algunos de los enclaves santanderinos que visitan los protagonistas de esta serie policial en busca de nuevas pistas.

En concreto, la trama cántabra tiene como principales escenarios un hotel junto a la playa del Sardinero, en el que se han alojado el psicólogo Sóller (que interpreta el actor santanderino Eduardo Noriega) y la jefa de una unidad de la Brigada de Homicidios; y un inmueble de los 'Chalets de la Tierruca', en el que se ha recreado la vivienda habitual de los padres del joven asesino Javier Durán. Igualmente aparece el Cementerio de Ciriego, donde se ha rodado la secuencia del entierro del estudiante, así como una casa con espectaculares vistas al arenal de La Arnía, situada en el término municipal de Piélagos, que ha representado la segunda residencia de la familia Durán.

En este episodio, titulado "Sexo, mentiras y cintas de vídeo", Eva, inspectora jefe de Homicidios, y Sóller viajan a Santander donde conocen aspectos ocultos sobre el joven asesino, como que Javier mantenía una relación conflictiva con su padre, un severo ex-militar que le inculcó la afición a la armas. Mientras tratan de averiguar quién se esconde tras los asesinatos de Durán y Salvador Fuentes, Sóller reconstruye la escalada de violencia en el último año del estudiante cántabro y Eva constata que el joven acudía regularmente a la Sierra de Guadarrama los fines de semana junto a un hombre mayor. Las declaraciones de un testigo y el hallazgo de varios casquillos de bala revelan que el joven efectuaba prácticas de tiro en una zona apartada.