Todo un ejemplo de film modesto, en presupuesto e intenciones, cuya denominación de película 'indie' cumple sus expectativas, tanto en el plano narrativo y como en la faceta del guión. Así, con tres historias sobre problemas sentimentales y laborales entre otros, el director y actor Josh Radmor dirige unos relatos en un Nueva York más luminoso respecto a la propia idiosincrasia de la ciudad y de sus personajes.
Con retazos de comedia romántica, sus referencias se apoyan en los tonos narrativos del cine de Woody Allen cuando rodaba en la gran manzana. Una bocanada de aire fresco en un 'feliz gracias más por favor' de cine repleto del buen hacer entre diálogos, sensaciones entre personajes que resultan casi universales.