Uno se da cuenta de que ha pasado el tiempo cuando te reencuentras con alguien que hace mucho que no ves. Catherine ya no es la chica sexy de “El zorro”. En esta película protagoniza a una mujer madura, Sandy, que vive en las afueras de la gran ciudad. Cuando descubre que su marido le es infiel, coge a sus repelentes hijos, un niño y una niña, y comienza una nueva vida en Nueva York. Nada más llegar a la gran manzana conoce a un chico joven. ¡Qué suerte!. Justin Bartha en el papel de Aran, ¡25 años tiene el mozuelo!, le hace de canguro mientras ella se establece profesionalmente y mantiene diversas citas para olvidar a su marido.
Pero las cosas del corazón son como son, y los que se acaban enamorando son ellos dos. El director Bart Freundlich (”Ellas y ellos”) bien hubiera podido tener un poco de imaginación y sacar un producto de mayor calidad. Pero no, esto es hora y media de secuencias sin nexo de unión, relleno tras relleno para que Catherine continúe en su “status” de estrella, sin ningún “feeling” con su partenaire, que no lo puede hacer peor: cara de tontorrón sin sacarle ninguna chispa al personaje, o a lo mejor es que no le ha dejado el director, que le recuerda que la única es ella. Y, efectivamente, es ella quien en un momento cualquiera le deja por el tema de la edad.
Después, al cabo de años cuando él ha recorrido mundo y hasta ha adoptado un niño para estar en igualdad de condiciones, se vuelven a encontrar y ya pueden ser felices y comer perdices. Lo peor no es que pase el tiempo, lo peor es no aceptarlo. Claro que esto pasa cuando no se es actriz, sólo un objeto decorativo. Para ser honestos hay que decir que Catherine tuvo su pequeño momento de gloria por “Chicago” (Oscar de reparto)… Claro, que era más joven.
Después, al cabo de años cuando él ha recorrido mundo y hasta ha adoptado un niño para estar en igualdad de condiciones, se vuelven a encontrar y ya pueden ser felices y comer perdices. Lo peor no es que pase el tiempo, lo peor es no aceptarlo. Claro que esto pasa cuando no se es actriz, sólo un objeto decorativo. Para ser honestos hay que decir que Catherine tuvo su pequeño momento de gloria por “Chicago” (Oscar de reparto)… Claro, que era más joven.