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Crítica: "London River", de Rachid Bouchareb, por Ana González

En el intervalo de una hora, entre las nueve y las diez de la mañana del 7 de Julio de 2005, explotan cuatro bombas que transportan cuatro terroristas islámicos en mochilas, activando los explosivos en el transporte público de Londres, matando a cincuenta personas e hiriendo a casi ochocientas. Ya lo sabíamos, pero por si se nos hubiera olvidado nos lo recuerda Rachid Bouchareb, director de esta película, que no se centra en este hecho, en cómo fue ni en el porqué, sino en las consecuencias y sobretodo en quienes repercute. Gente corriente. Y corriente somos los que cumplimos con nuestras obligaciones cívicas, los que vamos a trabajar, los que cuidamos de nuestras familias, los que vamos a la universidad, los que quedamos con los amigos, los que respetamos al vecino sea o no de diferente etnia, profese diferentes creencias religiosas, o tenga diferente ideología. Y es más, no sólo lo respetamos sino que nos hacemos amigos, nos casamos…nos enriquecemos los unos de los otros, compartiendo diferentes culturas, las intercambiamos y luego cada uno es libre de quedarse con lo que más le guste.

Esto nos cuenta esta película a través de una madre inglesa y protestante (Brenda Blethyn) que después de los atentados no encuentra a su hija, una joven estudiante en Londres. Decide buscarla y en el transcurso de esa búsqueda descubre que la vida de su hija no es lo que ella pensaba: vecinos musulmanes, casero musulmán, gentes que ella relaciona con quienes han cometido los atentados. Para más desconcierto, se encuentra con que el padre del novio de su hija (Sotigui kouyeté), es un hombre africano y musulmán que también busca a su hijo. Primero el rechazo y la desconfianza para luego tenderle la mano; comparten el mismo sufrimiento, la misma tragedia. Juntos deambulan por hospitales, calles, locales, donde sus hijos compartían aficiones. Los dos iban a clase de árabe; perplejidad por parte de la madre y pasividad por parte del padre (que ya sabe mucho de sufrimiento para que esta nadería le perturbe) con la única esperanza de encontrarles vivos.

La película es de una realidad tan cruda y ambos actores están tan inconmensurables que más que una película al uso, da la sensación de que una cámara ha salido a la calle y persigue a dos desdichados cualesquiera. Lo triste es que cuando ellos tienen el convencimiento de que están vivos los espectadores nos convencemos de lo contrario. Y estas son las consecuencias de actos terribles: El sufrimiento de gente corriente. Tremenda la resignación del padre: “si mi hijo esta muerto es porque dios lo ha querido”. Y yo me pregunto: ¿Por qué lo ha querido? Entonces también ha querido que pongan bombas y que antes de las bombas otros hagan las guerras y así sucesivamente ¿No? Lo querrá Dios, pero en nosotros está que le hagamos caso o no. Sotigui Kouyaté fue premio a la mejor interpretación en Berlín 2009, Brenda Blethyn lo mismo hubiera podido serlo.