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Crítica: "Sexykiller, morirás por ella", de Miguel Martí

Afortunadamente, la quietud habitual del panorama cinematográfico nacional predominante durante muchos años ha dejado paso a un amplio abanico de propuestas temáticas, narrativas y visuales que gozan, en unos casos, de la complicidad de un público especializado y, en otros, de la afluencia de un público mayoritario. Miguel Martí, realizador de "Slam" o "Fin de curso", nos sorprende ahora, básicamente, porque ninguno de sus dos títulos anteriores hacía previsible este cambio de rumbo y esta propuesta americanizada en cuanto a continente y contenido. Resultaba llamativo que, si los USA nos invaden semanalmente con productos como "American Pie" o "Scary movie" y sucedáneos, los nuestros no se hubiesen atrevido a dar un paso al frente y demostrar que son igual de capaces. ¡Y leches!, antes de gastar los cuartos en entretenimiento puro y duro del otro lado del charco, ¿por qué no hacerlo con una película firmada en nuestro país?. Confieso que la cinta no pertenece al cine que más me gusta, pero, aún así y una vez vista en el pre-estreno santanderino, reconozco que la oferta cumple con creces y sin engaños su cometido y que, al menos a tenor de las numerosas y continuadas carcajadas en el patio de butacas del Palacio de Festivales, el público, o al menos el que se acercó sabiendo qué iba a ver, salió satisfecho.

El tandem formado por Miguel Martí y el guionista Paco Cabezas emula, y lo consigue en gran medida, al otrora compuesto por Wes Craven y Kevin Williamson en "Scream". Si bien los americanos nos mostraban un homenaje al cine de terror juvenil con alguna dosis esporádica de humor, los nuestros no dejan de lado esos mismos guiños pero lo hacen inundando todo el metraje de una suculenta ración de gags y chistes "negros" totalmente recomendable desde el punto de vista gastronómico. ¿Recordáis "Acción mutante"?. Como referencia, inestimable. Aquí, con máscaras evocadoras y sin ellas, se mezcla el thriller, el cine de terror y hasta el de zombies demostrando, siempre con buen humor y con una escena final memorable a la luz de la luna -de lo mejor del cine reciente-, que cuando se quiere no todo está escrito. Mención aparte en 2 apartados: una demoledora banda sonora que además se introduce en la trama con absoluta normalidad -todo un logro en ocasiones no reivindicado-, y fundamentalmente en su espectacular montaje. El ritmo de la película apenas decae unos segundos para levantar el vuelo rápidamente, y la postproducción de los efectos especiales está lograda casi al 100%. Si bien destacan dos escenas -la muerte de Alejo Sauras y su "pret-a-porter" como asesina en serie de revista-, la explosión final, en sus carencias, no resulta para nada descompensadora ni fuera de lugar.

Ella, la asesina en serie más famosa del campus universitario -aunque a muchos les cueste reconocerlo incluso aunque ella se lo confiese-, es una soberbia, magnífica e imprescindible ya en nuestro retablo de personajes cinematográficos Macarena Gómez. Con una facilidad inconmensurable, la actriz es capaz de conjugar su demostrada vis cómica de "La que se avecina" con pasajes terroríficos ya evidenciados en "Dagon" o "Para entrar a vivir". A pesar de su "defecto" mortífero, esta sexykiller es capaz de seducirnos con sus insinuantes y tiernas miradas mientras nos descompone con sus calculados y sofisticados movimientos. Aunque la promoción de la película la presenta como Paris Hilton + Hannibal Lecter, me parece que se asemeja más con la primera en su día a día y al segundo en su "puesta en escena sobre la pasarela del crimen". Mientras Angel de Andrés está correcto y César Camino no me acaba de convencer, le daré un voto de confianza para el futuro cercano a Alejo Sauras. No tenía mucha confianza en su credibilidad abordando otro tipo de personajes, pero rectifico comentando que como forense en prácticas cumple. ¡Y qué decir de Paco León!. El es el eje narrativo.

Por el lado de las críticas, mencionar sobre todo la escasa presencia en pantalla de Comillas. La factoría comillana, plató de cine con inusitada frecuencia en estos tiempos, apenas presume de sus memorables e increíbles encantos a través de cuatro planos contados de la Universidad Pontificia, el Palacio de Sobrellano o la fachada de su cementerio. Además, el "origen mortal" del giro narrativo que permite el desarrollo de la segunda parte de la historia, perdonad que no explique más para no fastidiaros la peli si no la habéis visto aún, es del todo increíble y se cae por su propio peso. Ejemplos como "Sexykiller, morirás por ella" nos ratifican en la creencia de que es una lástima absoluta que los nuestros, demostrando como lo hacen tan puntualmente que son del todo capaces, no frecuenten con mayor asiduidad estos cimientos industriales. Aún cuando no se trata de una peli de culto -tampoco lo pretende-, la sangre con palomitas resulta más adictiva.