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Crítica: "Chantaje"

Con todos los palos que le han caído a este título, me parece navegar contracorriente y ser uno de los pocos valedores de esta cinta de Mike Barber, un director asentado en la normalidad y alejado de las extravagancias del que aún recordamos, no sé si por la exhuberante presencia de Scarlet Johansson, A good woman. En el presente caso, una vez más, el realizador navega por las aguas de la normalidad y se acerca al thriller desde algunos clichés propios de la fórmula en los que, no obstante, incide con desigual fortuna: una equilibrada dosificación de tensiones y calmas en sucesivas escenas, un giro final nuevamente iterativo y realmente innecesario, etc...

Un matrimonio perfecto, con todos los soportes básicos de dicha perfección –trabajo, casa e hija-, sufre, de repente, el asalto vital a los puntos débiles de su relación por parte de un personaje del cual lo ignoran todo y, por lo tanto, desconocen los motivos ocultos de la situación en la que se ven inmersos. El título original que se manejó, Butterfly on a wheel, podía haberse utilizado también en la traducción. Aunque más poético, su esencia aparece en una de las escenas clave, quizás la más memorable del metraje, desarrollada en la torre de un reloj. Por el contrario, es el final, uno de esos momentos que deben atrapar al espectador, el que nos hace echar por tierra la visión sobre el conjunto de la película, que, en general, nos ha entretenido y ha cautivado nuestra atención. Las pistas que nos han ido dejando, algunas bastante clarificadoras –como el trato del secuestrador hacia la mitad fememina de la pareja-, se rematan con una explicación pormenorizada e injustificable desde el punto de vista cinematográfico, hasta el extremo de hacerlas una por una.

En lo que se refiere al reparto, tampoco los críticos de turno parecen salvar a ninguno de los 3 protagonistas, y eso que estamos hablando de actores a los que, con anterioridad, más de uno de esos mismos comentaristas han aplaudido en otros papeles: a Pierce Brosnan como James Bond, a Gerard Butler como Leónidas en 300 y a Maria Bello en cintas como Una historia de violencia. Puede que la tara de mayor calibre con la que ha tenido que lidiar, supongo que solamente en nuestro país este trío, sea el doblaje, bastante nefasto si hemos de reconocerlo. Mientras que el ex agente 007 causa desasosiego –yo no lo querría como vecino con esta “fachada”-, y la madura pero enormemente atractiva exgerente de El Bar Coyote es la que defiende con creces el personaje de mayor evolución, el rey espartano defraudará a buen seguro porque no es capaz de lidiar con unas características de ciudadano de a pie, sobre todo al género femenino ocultado ahora su torso desnudo y rasurándose la barba.

En resumidas cuentas, esta mezcla de The game y Rescate, donde comparte producción también Mel Gibson, recurre demasiado a la acción y no profundiza lo suficiente en las tramas personales que, posteriormente, se constituyen como detonantes del entramado argumental. ¿De verdad alguien es capaz de montar semejante “conspiración” para enseñar una moraleja?. Con todo lo negativo que se ha dicho sobre esta película, ¿lo que pagamos es el rescate o el peaje?.