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"Plutón" + "Rew": rebobinado analítico/sentimental...

La evolución lógica de los artistas poliédricos, no todos lo hacen pero sí la mayoría, es saltar de una disciplina a otra con la facilidad propia de aquellos que manejan con soltura varias de las mismas. No obstante, el Renacimiento queda ya lejos en el tiempo, y la época contemporánea no suele depararnos demasiados artistas capaces de demostrar ciertas dotes ante proyectos enmarcados en las distintas esferas. De la cercanía entre dos de ellas, el teatro y el cine, aparece en nuestro panorama regional uno de estos casos. El hasta ahora actor Edy Asenjo, tanto sobre las tablas como ante una cámara, acaba de debutar como realizador cinematográfico con un proyecto dual y personal: "Plutón" + "Rew".

Sobre un guión en torno a las idas y venidas del amor -y las referencias astrales patentes ya incluso en su título-, marcado por unos textos muy pulidos, en ocasiones y por fragmentos brillantes -con los cuales se juega de manera acertada y guardan cierta proximidad temática en relación a un proyecto propio que espero vea la luz pronto-, sin embargo, la propuesta visual no conecta tanto con el espectador. Dejando de lado las dificultades técnicas de todo primer contacto con el nuevo formato - algo que el propio creador ha reconocido con anticipación y cuyo gesto le honra-, e igualmente la necesidad de diferenciar en dos piezas una historia que podría haberse insertado en una sola, el subconsciente teatral le puede haber jugado, en esta terapia de choque, una mala pasada a la hora de planificar la puesta en escena.

Salvo unas leves pinceladas exteriores, mucho más ubicables en el formato audiovisual, se recurre de manera profusa a los marcos interiores y minimalistas, conformando, de esta manera, un ambiente escénico mucho más propio del ámbito del que procede el propio creador, una sensación que se acrecenta con el sostenimiento temporal excesivo de algunos planos para adecuarlos al texto. Llama la atención, además, el hecho de que sean las dos secuencias exteriores en las que la protagonista pasea entre la gente las que ofrecen una mayor calidad global. A las dos protagonistas, con mayúsculas Raquel Martín y María Castillo, no se las puede poner ninguna pega. ¡Todo lo contrario!. En una sola palabra, y en el buen sentido de la misma: soberbias. La una, desbordantemente contenida; la otra, contenidamente desbordante.

Las particularidades que dotan de carácter a cada artista pueden ser, al mismo tiempo -y dependiendo del uso que se de a los fundamentos y cualidades adquiridos-, condicionantes para los, en este caso, espectadores. Como curiosidad, el propio actor/director aparece en pantalla sin tapujos, tal cual Dios le trajo al mundo, en claro homenaje al maestro Da Vinci. De todos modos, necesito, para una "segunda opinión" más ajustada a criterio y como supongo ocurrirá en muchos otros casos ante las peculiaridades de tan personal y atípico proyecto, un rebobinado analítico/sentimental pieza a pieza.