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"Planet Terror": 2 contra el cine...

La clasificación alfabética relativa a los distintos géneros, habidos y por haber, debe actualizarse, no para dar cabida a nuevas creaciones sino a sucedáneos como el que nos atiende tipo tronquito de marisco. El tándem Robert Rodriguez - Quentin Tarantino nos presenta ahora su particular tributo a las "exploitation" de los ´70 y a sus dobles sesiones. Desde ahora, ¡boicot ya!, y no sólo porque traten de engañarnos y sacarnos el doble de dinero. Como no somos anglosajones, parece que no tenemos cultura cinematográfica. Este es el principal argumento para la disección de Grindhouse, así que aquí tendremos que conformarnos con que de esta ración doble se nos ofrezca cada una por independiente. Los que han tenido la oportunidad de ver ambas entregas, dicen que el producto de Tarantino es mejor. Habrá que comprobarlo en menos de un mes, pero, de momento y para no hacer valoraciones sin conocimiento de causa, me ceñiré a lo ya visionado.

Tarantino es un experto en resucitar géneros olvidados, con lo cual, a veces, no sabemos muy bien hasta donde llega su originalidad y de lo que es capaz por si mismo. No podemos olvidar que ya hizo algo similar con Kill Bill. Y Rodriguez le sigue la estela. Tarantino, quien además tiene aquí su particular y habitual cameo, se ha aliado con uno de sus mejores amigos para este nuevo proyecto y ambos se lo pasan como niños. A uno, no obstante, le queda la duda de, si está ante un homenaje a aquellas cintas, ¿qué pinta la Guerra de Iraq, Bin Laden o hasta Chris Rock?.

Rodriguez nos deleita en esta cinta con un popurri de atributos propios, ya exhibidos en títulos anteriores de su filmografía -Abierto hasta el amanecer y Sin City-, además de tributos reverenciados a maestros como Carpenter o Romero y a otros emblemas del cine de terror de aquella época. Terror -o más bien asco-, violencia -explícita en muchos casos a más no poder con casquería, mutaciones…-, humor negro -abundante y socarrón-, y pseudoerotismo -con actrices destapadas, escenas de sexo interruptus...- son los ingredientes fundamentales de este metraje de pretendida textura sucia, aderezada, al mismo tiempo y para conseguir el efecto de regreso al pasado, con numerosos elementos recordatorios de aquella época: hilos en pantalla, quemados de celuloide, el intercambio de rollos... En lo que se refiere a los efectos especiales, lo cierto es que en nada recuerdan a la precariedad de aquellas películas y a los resultados más risibles que logrados de los reflejos en los que se mira. Trata de dar el pego, pero eso es más difícil y no lo consigue. Otra vez demuestra el director su reiterada polivalencia haciéndose cargo de numerosas labores. Aparte de la dirección, contribuye con aportaciones en la partitura musical, en la fotografía y, por supuesto, que realiza también el montaje definitivo, una de las principales bazas y, posiblemente, lo mejor de la película: desenfoques y saltos de proyección, desajustes de sonido, manchas de luz…

Por medio, un reparto emulador y sobreactuado en clara alusión al estilo interpretativo del género y de la época, así que no valen análisis posibles. Tenemos, por un lado, al héroe: un joven indomable con un pasado oscuro y dotado en todos los sentidos que, sin embargo, no tendrá un final feliz. Está también la chica: una go-go cañón, o mejor dicho una metralleta a un cuerpo pegada. El enemigo es un militar cabreado al estilo Ed Harris en La roca y el vínculo de unión un científico nada loco con intereses económicos. Ellos son el emergente Freddy Rodriguez, la “embrujada” Rose McGowan, el inclasificable y genuino Bruce Willis y el “perdido” Naveen Andrews. A su alrededor, una pareja de médicos con problemas sentimentales lésbicos, un destacamento de policía de dudosa profesionalidad, un cocinero en busca de la salsa perfecta y un par de gemelas presentadas entre las tetas de la protagonista. Sólo un pero: ¿por qué no ha tenido la deferencia de darle a nuestro Banderas un papelillo?.

¿Os imagináis igualmente de lo que hubiese sido capaz de hacer en semejante escenario Uwe Boll?. Prefiero no mentárselo a un amigo “admirador” de este criticado realizador por lo que pudiese pasar. Como elemento propio de la amputación perpetrada sobre el formato de este conjunto, comienza la proyección con el trailer “ficticio” de Machete, una deuda pendiente de Rodriguez con uno de sus actores fetiche y que condensa en apenas 2 minutos lo que vamos a presenciar a continuación. Así se abre paso un título anunciador de lo que está por llegar, y que define a la perfección cómo se sienten este par de dos dentro de la industria de Hollywood: 2 contra el cine de escuadra y cartabón.